sábado, 12 de noviembre de 2016

En los campos de Flandes crecen las amapolas.

Hoy, 11 de noviembre, se conmemora el armisticio de la Primera Guerra Mundial. En los países de la Commonwealth, Francia, Bélgica y otras naciones se honra en este día a los caídos en las dos guerras mundiales y conflictos posteriores. En Estados Unidos es el día del Veterano.
El armisticio entró en vigor “a las once horas del día once del mes once” de 1918, momento en el que cesaron las hostilidades. Existe la costumbre de guardar un minuto de silencio en ese momento y los creyentes suelen rezar una oración por los caídos.
En la Commonwealth es tradicional que en las semanas previas al Remembrance Sunday (hace tiempo que se trasladó la conmemoración  al domingo más próximo al 11 de noviembre) se lleve en la solapa una amapola de papel, tela u otro material; la mayoría de ellas es elaborada por la Royal British Legion, una organización caritativa que destina fondos y ayuda de todo tipo a los veteranos, los combatientes y sus familias. Los campos de Flandes, donde cayeron tantos soldados en la Primera Guerra Mundial, estaban cubiertos de amapolas. Y éstas quedaron consagradas como flor emblemática tras la publicación del poema In Flanders Fields, uno de los más populares de la 1ª Guerra Mundial,  compuesto por el médico canadiense John MacRae en 1915 tras perder a un amigo y compañero de armas en la segunda batalla de Ypres.

In Flanders Fields
In Flanders fields the poppies blow
Between the crosses, row on row,
That mark our place; and in the sky
The larks, still bravely singing, fly
Scarce heard amid the guns below.
We are the Dead. Short days ago
We lived, felt dawn, saw sunset glow,
Loved and were loved, and now we lie
In Flanders fields.
Take up our quarrel with the foe:
To you from failing hands we throw
The torch; be yours to hold it high.
If ye break faith with us who die
We shall not sleep, though poppies grow
In Flanders field.


De: https://navegandohaciabizancio.wordpress.com/2012/11/11/en-los-campos-de-flandes/

Aquí el link de la noticia que cuenta cómo la FIFA ha decidido amonestar a las selecciones de Escocia e Inglaterra por lucir la amapola en un brazalete negro.
Sinceramente apoyo la decisión de los equipos, pues creo que se trata de una buena forma de hacer honor a los que cayeron, recordar el pasado e intentar hacer reflexionar a los aficionados para no cometer errores similares en el futuro. Una especie de lazo entre historia, deporte y cultura, una forma distinta de llegar a la gente.

http://www.elmundo.es/deportes/2016/11/11/58263237e2704ed45b8b4597.html

Fragmento

Siguen sonando sonajas
con cabezas de serpiente.
Reticulados fonemas se propagan,
tú me dices lo que sientes.

Tu rostro luce amarillo
pero sin luz eres encalada.
Vibras como los grillos
y muges como una vaca.


viernes, 11 de noviembre de 2016

Pablo Neruda.


ORÉGANO
Cuando aprendí con lentitud
a hablar
creo que ya aprendí la incoherencia:
no me entendía nadie, ni yo mismo,
y odié aquellas palabras
que me volvían siempre
al mismo pozo,
al pozo de mi ser aún oscuro,
aún traspasado de mi nacimiento,
hasta que me encontré sobre un andén
o en un campo recién estrenado
una palabra: orégano,
palabra que me desenredó
como sacándome de un laberinto. 



No quise aprender más palabra alguna.


Quemé los diccionarios,
me encerré en esas sílabas cantoras,
retrospectivas, mágicas, silvestres,
y a todo grito por la orilla
de los ríos,
entre las afiladas espadañas
o en el cemento de la ciudadela,
en minas, oficinas y velorios,
yo masticaba mi palabra orégano
y era como si fuera una paloma
la que soltaba entre los ignorantes.



Qué olor a corazón temible,
qué olor a violetario verdadero,
y qué forma de párpado
para dormir cerrando los ojos:
la noche tiene orégano
y otras veces haciéndose revólver
me acompañó a pasear entre las fieras:
esa palabra defendió mis versos.



Un tarascón, unos colmillos (iban
sin duda a destrozarme)
los jabalíes y los cocodrilos:
entonces
saqué de mi bolsillo
mi estimable palabra:
orégano, grité con alegría,
blandiéndola en mi mano temblorosa.



Oh milagro, las fieras asustadas
me pidieron perdón y me pidieron
humildemente orégano.



Oh lepidóptero entre las palabras,
oh palabra helicóptero,
purísima y preñada
como una aparición sacerdotal
y cargada de aroma,
territorial como un leopardo negro,
fosforescente orégano
que me sirvió para no hablar con nadie,
y para aclarar mi destino
renunciando al alarde del discurso
con un secreto idioma, el del orégano.

martes, 8 de noviembre de 2016

Reflexión

Eres, de entre las corrientes,
sonoro parpadeo y viento, 
tempestad clara y pura,
Odisea sin escritos. 

Eneida soñada en su
señorío, versos, frescura.

Locura nerudiana
orquestando mi ventura.

Mas allá de toda comprensión,
antes de siquiera conocer 
sabores, habladurías por la noche. 

Bendita criatura verde,
oriental entre las praderas,
naciste desde el humo
inclinándote hacia la primavera,
tomando entre los caminos
oro, poesía, madera.

Quise dibujarte con 
unas cuantas palabras,
eligiendo estructuras

Temiendo olvidar el vino, 
el olor de tus ataduras. 

Pasé cerca de tu alma 
usando lápices de cera,
encendido en mí mismo
derretido en mi muerte,
obviando tu presencia. 

Duele, a veces dolía, 
esperarte y no verte
correr y no alcanzarte,
ir donde me lleve tu canto,
riendo hasta despertarme.