En Granada están de luto,
ochenta años lleva honrando
la ciudad a su difunto.
Las flores crecieron en su boca
con la exótica palabra de su mundo,
Nueva York, alta y solemne,
lloró su asesinato, más aún lloró su muerte.
Federico, en tu nombre se pierde la poesía, de tu agua nace la pasión
con tu ausencia cojea España,
y a mi, a mi se me hiela el corazón.
Maestro, brindemos ochenta días,
por tu verso, por tu verso, por tu gran verso
porque en la memoria brilla tu canto
y la sangre de Andalucía.
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