lunes, 1 de agosto de 2016

Capitán!

Capitán! Por babor la araucaria
y por estribor un dolor malpesado,
hierve la bruma en el horizonte,
mi capitán! cuánto hemos navegado.

Capitán! ¿Levamos anclas y velamen,
o dejamos que prenda la tormenta
a otros brazos que la amen?

Capitán! Hable usted, comande su navío,
que la mar ya huele a tempestad,
robáronme el corazón mío.

Capitán! qué naufragio tan liviano!
no hicieron despojos de este marinero
las olas, sino el veneno de sus labios,
recorrime el mundo cogido de su mano
y fue en abril en cuando tan sincero,
prendieron sombra y luz en su incensario.

Capitán, mi capitán! Fue lobo de mar,
soplido inquieto de animal funeral,
que en pureza dibujaba su llanto
cuando las sirenas dejaron de cantar.

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