domingo, 22 de octubre de 2017

Hallazgo de Limpieza

áspides percusivas llegaron a abrazarme,
por donde mis extremos comienzan.
No tengo pozo pa llorar
y estoy agotado.
Ni siquiera estas nubes me son nuevas,
porque ya su blanco vi,
y resulta igual a tantas camisetas ordinarias
de algodón.

Todas las frecuencias me golpean,
todas las palabras automatizadas,
todo interés por querer tener interés
o tener que querer,
por interés.

Me estallan los costados.
Nací único de una roca monominerálica
-yo que sé-
pero cansado y viejo
siendo tan joven,
de escuchar lo mismo.
Por favor, no quiero ser yo cima de montaña
porque implicaría que el mundo es
inmensamente bajo.
Y aun así, atado, mas me pongo candados de pendiente
por no querer verme sin sombra.

Tiro los ojos parriba y
no siempre veo Padre;
si me quedo entonces,
los humos más obtusos me invaden
desde los pies.
"Yo seré Jefe y Padre", susurran
silabeantes las sinapsis más vacías.

Buaf.
Desde el pan y la mandolina,
saltan planetas con melenas
de cometas
que a veces me abrazan,
que a veces me abrasan,
y me amortajo con una sábana en blanco.
A lo mejor soy yo el único androide
de este lugar
y todos los demás son
ángeles y santos,
y yo el malo por no saber querer
y querer perder
sin tampoco saber.