Eres, de entre las corrientes,
sonoro parpadeo y viento,
tempestad clara y pura,
Odisea sin escritos.
Eneida soñada en su
señorío, versos, frescura.
Locura nerudiana
orquestando mi ventura.
Mas allá de toda comprensión,
antes de siquiera conocer
sabores, habladurías por la noche.
Bendita criatura verde,
oriental entre las praderas,
naciste desde el humo
inclinándote hacia la primavera,
tomando entre los caminos
oro, poesía, madera.
Quise dibujarte con
unas cuantas palabras,
eligiendo estructuras
Temiendo olvidar el vino,
el olor de tus ataduras.
Pasé cerca de tu alma
usando lápices de cera,
encendido en mí mismo
derretido en mi muerte,
obviando tu presencia.
Duele, a veces dolía,
esperarte y no verte
correr y no alcanzarte,
ir donde me lleve tu canto,
riendo hasta despertarme.
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