Solo hay dos cosas en este mundo,
que de empapada solemnidad
y en su soñar taciturno,
adelantan palabras que difundo,
y de graciosa realidad
se tornan en su retorno
al cantar de mi comunidad
y a un cante más jondo.
Son el lapidar de mi conciencia,
que se disfraza con
prestada inocencia,
lana lobesca con
moral y voto por esencia,
un suspiro animal,
una querencia,
unas palabras que dejar
al mundo por herencia.
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